Recordando a... Sepultura - Under a Pale Grey Sky

Llevo un tiempo queriendo dedicar una entrada a Sepultura y nunca sabía cómo enfocarla. Me sentía incapaz de elegir un disco para hablar de él en los Clásicos Básicos porque claro, ¿quién elige entre el Arise, Beneath the Remains o Chaos AD? Por otro lado, a la etapa post-Max no le he hecho mucho caso, porque la deriva que iban cogiendo desde el Roots no me convencía. Demasiado metal modernete insulso y poca chicha. Así que en un momento de inspiración divina, de los que cada vez me quedan menos, me acordé de este directo, sirviendo de excusa para homenajear a esta banda.

Aunque hoy en día Sepultura vagan en la mediocridad más absoluta (y me atrevo a decir lo mismo de Soulfly/Cavalera Conspiracy, pero ya llegaremos a eso), en su día, entre finales de los 80 y mediados de los 90, fueron grandes, muy grandes. En una época en que los grandes del thrash estaban de capa caída, Sepultura fueron un soplo de aire fresco, alcanzando cotas en principio inimaginables para un grupo de thrash metal salido de Brasil.

El disco un directo, titulado Under a Pale Grey Sky (título sacado de la letra de Arise), tiene una historia curiosa detrás. Está grabado en diciembre de 1996 y recoge el último concierto de la formación mítica de Sepultura (Max, Paulo Jr. Andreas Kisser e Igor), que dieron en el  Brixton de Londres. No obstante, el concierto no se publicó hasta 2002, cuando Sepultura abandonaron el sello Roadrunner, con quienes publicaron sus obras de mayor calado. Es por este motivo por el que la banda ni siquiera lo cita en su discografía oficial.

¿Qué tenemos aquí? Lo primero, un setlist espectacular, que cubre todas las etapas de Sepultura, desde sus inicios en Brasil hasta la época del "Tribal Metal" éste que se inventaron en el Roots. No falta un sólo clásico, teniendo incluso que hacer un par de sandwiches para dar cabida a todos los temas (Beneath the Remains/Mass Hypnosis y Arise/Dead Embryonic Cells).

Además, es un directo crudo, de los de la vieja escuela. El sonido es sucio y agresivo y los fallos están ahí, se pueden oír, lo que no resta calidad sino que suma al hecho de estar escuchando un auténtico concierto y no algo enlatado y pulido en el estudio.

Finalmente, juega en su favor el efecto nostalgia. A posteriori se puede comprobar por muchas de las frases de Max Cavalera al público que algo no iba bien en el seno de la banda. No obstante, el concierto en sí es aplastante, lleno de intensidad y mala leche. Da gusto oírlo, a pesar de que yo me acabo saltando muchos de los temas del Roots (un disco muy irregular, con joyas como Roots Bloody Roots o Rattamahatta pero al que la influencia numetalera le pesaba bastante).

Luego ya se jodió el invento. Diferencias del resto de la banda con su mánager (esposa de Max Cavalera) provocaron la salida de éste. Desde entonces llevan prácticamente 21 años tirándose mierda unos a otros. No voy a entrar en quién tiene razón o deja de tenerla, pero muy chungas tuvieron que ser las cosas para que estuviera diez años sin hablarse con su hermano Igor (curiosamente, se reconciliaron con su salida de Sepultura).

Además, con estas cosas los que salimos perdiendo siempre somos los fans. Max se montó Soulfly para seguir el camino iniciado con el Roots, pero nunca llegó a igualar siquiera a este álbum. Ha pasado por la época numetal, la hardcore y ahora parece que vuelve al metal cañero más tradicional. Montó Cavalera Conspiracy con su hermano (ni lo he oído) y lo último que hace es girar con su hermano, con sus propios nombres y dos mercenarios tocando el Roots.

Sepultura por su parte reclutaron al semidesconocido Derrick Green a la voz, con lo que la presencia de una sola guitarra ya les quitó bastante punch. Continuaron por la senda hardcoreta, sacando discos correctos como Dante XXI y cosas infumables como Revolusongs. Yo les pude ver cuando, hace ahora 10 años, tocaron en jaias de Gernika, gratis y en la plaza Pasileku. Era un sí pero no. El público bastante apagado con todo lo que tocaron posterior a 1996. No estuvo mal, pero lo mismo, les faltaba algo.

Por eso recordar ahora lo que fueron a través de este álbum da mucha más pena. Lo que nos hemos perdido porque, ¡joder qué buenos eran!

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